Si la semana pasada hablábamos del cierre temporal del Hotel Ritz, esta semana ha cerrado El Palentino, célebre bar de la calle Malasaña de Madrid, donde todos los madrileños han pasado después de una noche larga de marcha, para tomarse algo antes de irese a la cama.
La noticia llega después de la muerte de Casto Herrezuelo, uno de sus dueños, y aunque Lola López, su cuñada, socia y encargada detrás de la barra de las mañanas asegura que le gustaría «que alguien lo cogiese y lo continuase como está», reconoce que «va a ser difícil». «Aunque como los modernos imitan lo antiguo, a lo mejor tenemos suerte. O a lo mejor ya no es bar y lo hacen otra cosa», imagina quien vive enfrente y disfrutaría viendo a este enclave emblemático mantenerse.
Pero El Palentino ya ha echado el cierre definitivamente. “Malasaña después de El Palentino va a ser nula”, explica a su manera Loli, que es como la conoce el barrio. Esta afirmación se corrobora con las muestras de cariño de los vecinos que no paran de llegar durante toda la mañana y en los días previos al cierre. Un ramo de flores, bizcochos caseros… Si quedaba algo del antiguo barrio de Malasaña, eran El Palentino y la tienda de ropa infantil La Moda. Ahora solo queda la segunda. “Esto es un trozo del barrio que se va. Se le va a ir un trozo a todo el mundo”, comentan, para el que también se va un trozo de vida.
Desde la Asociación nos da pena como sitios emblemáticos de nuestra ciudad echan el cierre, porque si algo tiene nuestro querido Madrid es locales que aguantan el paso de los años.